VINO DULCE

Los vinos dulces se producen cuando se detiene la fermentación del mosto antes de que se haya convertido todo el azúcar en alcohol. Esto se puede hacer mediante la adición de alcohol o mediante el control de la temperatura.

Se pueden utilizar varias variedades de uva para producir vinos dulces, pero algunas de las más comunes son Moscatel, Pedro Ximénez, Malvasía, Riesling y Gewürztraminer.

Los vinos dulces se maridan muy bien con postres y quesos azules, pero también se pueden disfrutar como aperitivos o como acompañamiento de platos picantes o salados. Algunos ejemplos son los vinos de Oporto con queso Stilton, o un Sauternes con un pastel de foie gras.

Algunos de los países productores de vinos dulces más famosos son España (Jerez, Málaga), Portugal (Oporto, Madeira), Francia (Sauternes, Barsac), Italia (Asti, Moscato d'Asti) y Alemania (Riesling).

Los vinos dulces deben servirse frescos pero no demasiado fríos, para no anular su sabor. La temperatura de servicio recomendada es de entre 6 y 12 grados Celsius.

Los vinos dulces contienen azúcar residual natural, mientras que los vinos fortificados son aquellos a los que se ha añadido alcohol durante la fermentación. Esto los hace más fuertes en términos de contenido de alcohol.

Los vinos dulces pueden durar muchos años, incluso décadas, si se almacenan adecuadamente. Esto se debe a su alto contenido de azúcar, que actúa como conservante natural.

Los vinos dulces deben almacenarse en un lugar fresco y oscuro, preferiblemente en posición horizontal para mantener el corcho húmedo. Si se deja en posición vertical, el corcho puede secarse y permitir la entrada de aire, lo que puede dañar el vino.

Sí, los vinos dulces son adecuados para beber durante todo el año, aunque son especialmente populares durante las celebraciones de fin de año y otros días festivos. También se pueden disfrutar en una noche fría de invierno o en una tarde de verano caliente como refrescante.