VINO GENEROSO MANZANILLA SAN LUCAR DE BARRAMEDA

La Manzanilla es un tipo de vino fino que se produce exclusivamente en la región de Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del río Guadalquivir, en España. Estas son algunas de las características que definen a un vino de Manzanilla:

1. Proceso de elaboración: El vino de Manzanilla se elabora mediante el proceso de crianza biológica, es decir, se cría bajo velo de flor (un tipo de levadura que se forma de manera natural en la superficie del vino) en barricas de roble durante un mínimo de 2 años.
2. Color y aroma: La Manzanilla es un vino blanco muy pálido, casi transparente, con reflejos verdosos. En cuanto a su aroma, es muy característico, con notas salinas y almendradas, y un ligero toque de levadura.
3. Sabor: En boca, la Manzanilla es seca, muy fresca y ligera, con una acidez muy marcada y un sabor salino y amargo al final que le aporta una gran personalidad.
4. Graduación alcohólica: La graduación alcohólica de la Manzanilla oscila entre los 15 y los 19 grados, dependiendo de la marca.
5. Maridaje: La Manzanilla es un vino perfecto para acompañar tapas y aperitivos, especialmente los mariscos y los pescados, aunque también puede ser una buena opción para acompañar algunos platos de carne.

En resumen, la Manzanilla es un vino fino muy singular, con una personalidad muy marcada, que se elabora de manera exclusiva en Sanlúcar de Barrameda, y que es ideal para disfrutar en compañía de buenos amigos y buena comida.

El proceso de elaboración del vino de Manzanilla es muy específico y se realiza exclusivamente en la región de Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del río Guadalquivir, en España. A continuación, se detallan los pasos principales del proceso de elaboración:

1. Vendimia: La vendimia se realiza a mano en el mes de agosto o septiembre, cuando las uvas están maduras y tienen un nivel de azúcar adecuado. Las uvas utilizadas para elaborar la Manzanilla son de la variedad Palomino, que se cultiva en la región de Jerez y Sanlúcar de Barrameda.
2. Prensado: Una vez recolectadas las uvas, se prensan para obtener el mosto, que se fermentará para producir el vino. El mosto obtenido se filtra para eliminar las impurezas y se almacena en depósitos de acero inoxidable.
3. Fermentación: El mosto se fermenta a temperatura controlada y se añade levadura seleccionada para garantizar que la fermentación se realice de manera controlada y uniforme. La fermentación transforma el azúcar del mosto en alcohol.
4. Crianza biológica: Una vez finalizada la fermentación, el vino se trasiega a barricas de roble, donde se inicia el proceso de crianza biológica. Este proceso consiste en la formación de una capa de levadura llamada "flor" en la superficie del vino, que lo protege de la oxidación y le aporta características únicas de sabor y aroma.
5. Envejecimiento: Durante un período mínimo de dos años, el vino de Manzanilla se somete a un envejecimiento en barricas de roble, donde se desarrolla su sabor y aroma característicos. Durante este tiempo, se realizan varias "sacas" o trasiegos para eliminar la levadura muerta y añadir vino joven.
6. Embotellado: Una vez finalizado el proceso de envejecimiento, el vino de Manzanilla se embotella y se etiqueta, listo para ser disfrutado.

El proceso de elaboración del vino de Manzanilla es un proceso complejo que incluye la fermentación, la crianza biológica y el envejecimiento en barricas de roble. Este proceso le da al vino de Manzanilla su sabor y aroma únicos y lo convierte en uno de los vinos más singulares y apreciados del mundo.

El velo de flor es una capa de levadura que se forma de forma natural en la superficie del vino durante el proceso de crianza biológica en barricas de roble. Esta capa de levadura está compuesta principalmente por una especie de levadura llamada Saccharomyces cerevisiae var. Cheresiensis y se desarrolla en un ambiente particularmente adecuado, caracterizado por una alta humedad y una temperatura moderada.

Durante la crianza biológica, la levadura del velo de flor consume oxígeno y nutrientes del vino, transformando el alcohol y los ácidos orgánicos en sustancias que le dan al vino su aroma y sabor característicos. El velo de flor actúa como un escudo protector que protege al vino de la oxidación y del desarrollo de bacterias no deseadas. Además, aporta notas de almendra, avellana y manzanilla al vino.

El velo de flor es una característica distintiva de algunos vinos españoles, como la Manzanilla, el Fino y el Amontillado, que son sometidos a crianza biológica en barricas de roble. La presencia del velo de flor es una señal de que el vino se ha elaborado y almacenado en condiciones adecuadas y es una garantía de la calidad y el carácter único del vino.